Un cuento de Miguel

La Caja de Guerrero



 “Esa caja es tan al pedo”…dije con el tono pedante y sobrador del que a veces hacemos gala los porteños, y que en los oídos de otros latinos poco habituados a ese tipo de expresionismo florido puede retumbar como una grosería grotesca, y apenas lo dije quise comerme la lengua.

 Al instante sus ojos se oscurecieron, el ángulo que formaba la comisura de los labios se modificó una décima de milímetro y toda su emanación se endureció. Habíamos pedido un batido en el carrito que los ofrecía además de las riquísimas ensaladas de frutas con yogurt y granola. Desvié la mirada hacia dos que caminaban como perdidos, con sus pelos largos, el torso desnudo y tatuado, el típico habitante temporal de Montañitas, este pueblito misterioso, que hace no mucho más de 15 años era un caserío, igual a cualquier otro de la costa ecuatoriana, abandonado e inmerso en la pobreza y la ignorancia, dedicado a la pesca y a la supervivencia en condiciones lamentables, y hoy, las cuatro manzanas que lo forman, están atestadas de restaurantes, discotecas, artesanos de todo el mundo, carritos de comida barata, jugos, música estridente y turistas, miles de turistas, que llegan buscando “algo”, que “alguien” les dijo, que “eso” que buscan se encuentra allí, entre esas cuatro manzanas, y convencidos, vienen a montones, cada vez más, haciendo correr la voz, de que “eso” efectivamente está allí. El pueblo se montó a la oportunidad y crece con ganas, desordenado y motivado por una codicia exagerada de locales y extranjeros, ávidos por sacar rédito, mientras “eso” dure. No hay agua corriente, tampoco cloacas, y los pozos sépticos están desbordados. En los días de lluvia, muchas veces torrenciales, la mierda flota por las calles, los otros días, los camarones y las langostas que se ofrecen en los restaurantes, vienen acompañados por el aroma fétido del deshecho humano.

“Te odio con el alma” atinó a responder. Claudia había preparado la caja con esmero, movida por la ilusión que otorga el amor. Había pensado en cada detalle, desde las sábanas blancas y bordadas, hasta un juego de cubiertos y copas de vino, además de tazas para el desayuno y hasta un calentador para las noches de frío.

 Sobre todo, dijo, el toldo para los mosquitos, que imaginó en una cama con cuatro postes de caña en las esquinas y el tul transparente dejando caer sus velos a los lados, como una cama de princesa, así se la imaginó, conmigo a su lado.

Al verla y oírla, la pensé poniéndose la armadura, brillante y reluciente, tomando la espada y verificando el filo de su hoja, y además, por las dudas, un garrote de madera con puntas de metal, lista para dar batalla, para herir y hacer doler, algo digno de su segundo apellido: “Guerrero”.


Yo, aunque gastado y desmotivado, no tenía más alternativa, me puse mi propia armadura, más gastada y algo oxidada, y sólo tomé la espada, sin importarme el filo. Ya veníamos batallando hacía rato en ésta aventura que emprendimos juntos, ella con sus ilusiones y yo con las mías pero juntos huyendo del hartazgo que nos produjo la ciudad, las bocinas, el humo de los caños de escape, las caras serias y malhumoradas, el apuro, el dinero que siempre era más, y sobretodo la confusión al darnos cuenta que no nos gustaba lo que hacíamos y como vivíamos. Nos vinimos al Ecuador con la esperanza de sanar un poco el alma, de volver a conectar con el espíritu y de formar una pareja, en compañía de las olas del pacífico, los mágicos atardeceres, los pelícanos y las mariposas. Ella y yo estamos juntos, en una aventura llena de mística, en un entorno mágico. Nuestras almas se reconocen y se buscan en sus coincidencias y contrastes, cada uno con su historia a cuestas, ella soñando con un hogar y una familia, y yo, soñando con el viaje perpetuo, la aventura y el desapego.





3 comentarios:

  1. Lindo cuento Mike! pero ya viste, en este proceso de transformarnos en algo mejor aun nos seguimos mandando antiguas cagadas.Es como un recordatorio en caso de retroceso, que con un Ojo! nos avisa que ya anduvimos por ahi y que no valio la pena. Y eso es saludable. Nos hace reflexionar y escribir cuentos.
    Y asi amigo, es que somos las mujeres:siempre disponemos de una caja para llenarla con nuestros suenos e ilusiones.

    Me despido con un lema para Claudia:

    Lema de Mujeres Poderosas

    Vive tu vida de tal manera que cuando tus pies toquen el suelo por la mañana, hasta el Diablo se estremezca y diga.... " Ostiaaaa...ya se levantó!!

    :-)

    luv
    Valxxx

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  2. Creo que hay cosas que no son compatibles con el amor:
    La culpa, el reproche, la obligación, las palabras que hieren, el odio, el deseo de cambiar al otro, el miedo, las armaduras... El tono porteño, y la intolerancia al tono porteño :P Quizás debas morir y nacer de nuevo en Ecuador amigo.
    Me despido con un lema para mujeres que buscan la felicidad:
    "Vive la vida de tal manera, que cuando tus pies toquen el suelo por las mañanas, nadie tenga que sobresaltarse. Que todo fluya en absoluta paz y armonía. Disfruta y agradece a cada momento lo que la vida te propone. Valora mucho lo bueno, y no prestes atención a lo malo. Medita siempre sobre las palabras LIBERTAD y AMOR. Sé amable con los errores y enfática en los elogios. Y por sobre todas las cosas, procura que quien te rodee se sienta libre de ser como es, de expresarse y de equivocarse. De esa forma, no sólo hasta el Diablo querrá desposarte, sino que serás una mujer libre, plena y feliz, incluso sin un hombre al lado.
    Mis deseos de Paz Profunda.
    Paula.

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  3. me encanta , porque aprendemos a traves del otro, amore mio aqui tengo la caja sabiendo que ya fue abierta...me encantaria ver el proximo cuento!!

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